viernes, 27 de febrero de 2009

La mesa es un imán


En algunas los domingos, en otras los sábados; algunas caseros, otras compradas… como sea, en cada casa se guardan unos ritos en torno a las comidas. Ritos que llevamos en la sangre.



Por Estefanía Ranieri, 17
Definitivamente, la cocina está en mi sangre. Mis tatarabuelos paternos son italianos y mis tatarabuelos maternos eran franceses, así que el vino y la comida están siempre conmigo. Ya desde chiquita yo cocinaba con m abuela, con delantal y todo. Creo que cocinar con buena música es algo muy terapéutico, y lo mejor de todo es que lo va a disfrutar gente a la que queremos. La cocina, también, es un placer. El hecho de cocinar nos transporta al lugar de la comida que vamos a preparar. Una comida, también, puede acercarnos más a nuestros orígenes.
Las veces que cociné, el resultado estuvo bien para una principiante y mi familia quedó muy conforme, no puedo pedir más. Si bien me exasperé bastante, debo decir que hay que tener paciencia para la cocina… y disfrutar
Los domingos es un obligado que comemos juntos y la grande de mi abuela Elsa prepara ñoquis y estofado cunado hace más frío. Si hay algo que nunca va a faltar en mi mesa es el vino, que varía según la comida: blanco si se come pescado o postres; y tinto con carnes rojas.


Luciana Plesko, 17
Mi familia es de ascendencia eslovena, por lo que siempre intentamos conservar las tradiciones y costumbres. Cuando nos juntamos, y sobre todo si es alguna ocasión importante, aprovechamos para preparar comidas típicas de Eslovenia, como el þtrudel, potica, zelje s hrenovke, etc.


Diego Morkunas, 18
Mi familia es de origen lituano y mi abuela, sobre todo, es la que intenta conservar las costumbres. Cuando vamos a su casa nos cocina comidas típicas de allá, como el chukrut, que es un repollo con panceta y cebolla, Kuggelis, Kocilliene, y Varenike (una pasta rellena con papa, ricota, y panceta).


Gaby Botello, 19
El almuerzo del domingo en mi familia es el equivalente a las castas hindúes: según uno vaya o no, se convierte en paria o vive el resto de la semana con el pleno privilegio de mis padres. El presentismo es, pues, absolutamente necesario, como en cada familia con austera ascendencia andaluza, en la que la presencia o ausencia determina el ánimo de la semana. Y el asunto es cíclico: el culto a la familia y a la comida están ligados ad aeternum durante la semana también. Es que atragantarme con paella junto a mi familia no es una tradición que quiera relegar, ya sea domingo o miércoles.



Mercedes Arana, 17
"Día del padre"
Lo único que tengo para decir en este día es "feliz día del padre y que todos pasen un excelente día con ellos y sus familiares". Porque sí, es verdad que está bueno salir el sábado hasta las 1500 y el domingo levantarte y saber que el lunes no hay clases lo que significa que te podes quedar todo el día durmiendo, porque seguro tuviste una noche muy activa, o también sabes que te podes juntar con tus amigas a chusmear lo que hicieron ellas porque claro, no podes esperar y por teléfono no es lo mismo. Pero si seguís pensando, no, no podes acostarte a cualquier hora porque al otro día alguien importante está esperando a que le traigan un buen desayuno preparado con cariño y que lo llenen de mimos y regalos; que encima después va a querer que toda la familia esté lista bañada, cambiada y perfumada para salir a almorzar o hacer un buen asado en casa, de esa manera pasar un buen rato junto a los mas queridos.
A la hora del té nos cruzamos a la panadería y llamamos a amigos y familiares que quieran compartir este día y, que al igual que nosotros cambian el partido del domingo y hasta la siesta tan deseada por este festejo muy esperado por algunos.
Por último todos reunidos en la mesa de vuelta dando por finalizado el día, aunque nunca es tarde para un café mientras se habla de estudios, de amigos, de algún deporte, hasta de proyectos, metas cumplidas y lo que falta por hacer.
"Hasta mañana, que descansen”. Qué embole ¿¿noo?? Esto requiere un día antisocial, un sábado a la noche en casa, un domingo a la noche con lunes siguiente feriado, también en casa, ¡qué bajón! no lo puedo creer, que sacrificio, no tengo ganas . Mamá sin parar de hablar de lo orgullosa que está con el regalo que le va a hacer a papá, y él con la intriga preguntando todo el tiempo qué es, que tortura tener que bancarse a estos dos. ¡Qué fin de semana aburrido, rescatando lo positivo saliste el viernes si es que no estas en penitencia por tus notas o simplemente una mala contestada a tus padres, peleas entre hermanos!
Luego de una reflexión intensa y muy profunda, aunque me costó bastante logré llegar a una conclusión ... me di cuenta lo egoísta que estaba siendo y aunque creo que es típico de un adolescente, de un joven pensar de esa forma, no sólo estaba siendo muy dura con mis padres, en mi caso "papuch" sino que también con aquellas personas que no tuvieron la oportunidad de tener un día como éste, que no la tienen, los que ya se olvidaron o esos que por cuestiones de trabajo los saludan por teléfono siempre prefiriendo, por supuesto, que sea en persona, pero sin lograrlo; lo peor de todo es que se tienen que bancar el "no estés mal" o se tienen que tragar el llanto y las ganas de abrazarlo.
Así que yo creo que a partir de esto trato de dejar mi propia enseñanza, siempre hay que mirar lo que uno tiene alrededor y saber que ellos son los que van a estar siempre, no es bueno sentir a una persona sólo cuando no está. Escribo esto porque estuve pensando en el feriado que me "pierdo" y me siento muy orgullosa de saber que no lo estoy perdiendo y aunque está bueno el finde con los amigos sé que algún día voy a saber que hice lo correcto. Para sentirme un poco mejor pienso que el sábado están todos en la misma que yo y lo disfruto porque lo tengo.

jueves, 26 de febrero de 2009

martes, 24 de febrero de 2009

Soledad

Si tenés ganas de hacer lectura veloz, saltate esta página. Hoy no te traigo una reflexión prefabricada, hoy te invito a que la hagamos juntos. No es una nota de autoayuda, no quiero cambiarte ni te quiero ayudar, quiero experimentar, y vos me vas a ayudar.
De ante mano te hago una apuesta, te apuesto a que te sentís solo/a. Te voy a ir contando porque pienso que todos nos sentimos solos, y vos vas a tratar de mostrarme que no te sentís así, o capaz lo aceptes, con palabras. Yo voy a tratar de que realmente lo creas.
No pienses que porque está escrito es verdad, cuestioname, enojate, puteame.
Hoy todos los jóvenes nos sentimos solos, nose si siempre fue así o si es un efecto postmodernista. Ningún joven se siente aceptado en su totalidad…en parte porque no nos aceptamos como somos y en mayor parte porque no nos mostramos como creemos que somos.
Nos cuesta entender lo que sentimos, y por eso no lo compartimos. Me vas a decir que contás todo lo que sentís? lo que pensás? lo que deseás? No te creo. Seguro tenés tus amigos más íntimos, o un hermano que te entiende, un padre que te acepta, un cura que te confieza. Pero yo y vos sabemos, que no te soltás entero.
Otro punto que te hace sentir solo, es que muchas veces no encontrás “Él sentido de tu vida”. Hay días en que estás seguro/a de lo que querés, de lo que buscás, de lo que soñás. La realidad es que nunca tenés las respuestas completas, la diferencia esta en que en un día bueno no hay problemas que resolver, entonces las respuestas no interesan. Pero, ¿qué pasa en los malos días? Te sentís chiquito, te sentís solo, te sentís vacío. Nadie te entiende, nadie te conoce, nadie te quiere? Vos sos Nadie. No porque no existas, sino porque, en esos días, vos sos el que no se entiende, el que no se conoce, el que no se quiere.
Te preguntarás porque digo todo esto, porque te bajoneo, te intento poner mal. No es así. Yo creo en las relaciones, yo entiendo que la respuesta es compartir. “La felicidad es solo cuando se comparte”, solo viviendo plenamente con el otro vas a poder escapar a ese vacío. No necesitas el alcohol, no hace falta drogarse, no es imprescindible que estes dentro de un “grupo”, no tenés que ser flogger, rasta, rolinga, misionero, rugbier ni ningún otro prototipo para pertenecer. Solo tenés que aceptar que no sos perfecto, que no tenés que ser perfecto y que los demás tampoco los son ni tienen que serlo. O, mejor dicho, acepta que SI sos perfecto. Tal vez no como dice la tele, (sí, soy gordito, y qué?) , o como quiere tu vieja (si me lleve 8 materias, pero no soy tarado!), ni como quiere tu Dios (Me equivoqué, pero a vos TODO te sale perfecto, así que yo no pude haber salido mal). “Hay que tomarse un tiempo pa´ comprender, que solamente sos lo que sos. De ahí a todo lo que tú quieras ser, eso ya depende de vos” cantan unos vecinos uruguayos.
Ahora lo difícil, yo traté de no juzgarme más y sabés que me pasó? Tuve que dejar de juzgar a los demás. Me di cuenta que no puedo estar tranquilo conmigo si no estoy tranquilo con los demás. No te pasa lo mismo? Pensalo, no quiero que me contestes, a mi me basta con mi respuesta, que a vos te alcance con la tuya.
Voy terminando con esta nota que no salió como quería, pero salió. Te invito a que no la prejuzgues, pero te invito, hacé lo que quieras. No me importa si perdí la apuesta, lo único que quería era charlar con vos un rato…no te escucho, pero te siento, te imagino. Te invito a que, como yo, experimentes. Saluda a un extraño, escucha a tu hermano, sentí el abrazo, pero también la mirada. Busca esa compañía que hace falta, buscala en las personas, no en los libros, en la pc, en la moda, en las drogas, en los grupos. Esta bien el grupo, pero solo eso no alcanza, no sacia. Un abrazo y nos vemos, tal vez no, pero ya compartimos este momento, y eso ya vale la pena.

Juan del Pino (20 años) para agresiones, críticas, saludos o demás:
delpinojuan@hotmail.com

jueves, 12 de febrero de 2009

Una Amiga (cuento)

Una amiga

Por Karla Ramírez, 18


Hace once años que la conocí, ya hace mucho tiempo de esto, pero aún recuerdo cuando mi papá me buscó y me dijo: “Vení que te muestro algo”. Yo era chica, en ese momento andaba entre los cinco y seis años. Sin embargo, el hecho de haber sido una niña no me prohíbe recordar ese día con mucha claridad. Todo lo contrario, que haya sido así hace que pueda rememorar las imágenes aún hoy, quizás porque en la infancia disfruté mucho de cada uno de esos momentos junto a ella o tal vez porque ella marcó gran parte de mi vida.
En fin, ese día fue clave. La vi en el primer instante en que entré. Ella estaba ahí junto con todas, en ese lugar que guarda tantos recuerdos de nosotras, ese lugar que nos vio crecer, que nos resguardó cuando estábamos mal, el que fue testigo de cómo nos fuimos conociendo, aunque no tardamos mucho en descubrir cómo era cada una de nosotras, ya que de forma casi inmediata entramos en contacto como si nos conociéramos de toda una vida. Cuando sólo hacía un minuto que nos vimos por primera vez, pero fue lo suficiente como para unirnos y
formar una sola cosa.
Al primer día lo siguió el segundo, al segundo el tercero y así. Ya eran casi todos los días los que nos encontrábamos en el mismo lugar, a veces, a la misma hora, si no era porque yo llegaba un rato antes para pasar más tiempo con ella.

Así pasaron las semanas, los meses, los años, siempre compartiendo momentos increíbles y otros no tanto. Como esos viajes inolvidables que tanto disfrutamos, o esas personas maravillosas que junto a ella he ido conociendo y que hoy son mis amigos. y ni hablar de las tantas anécdotas que vivimos todos juntos, todos aquellos que la conocen y quieren tanto. Pero, ¿cómo olvidarme de su asistencia perfecta? Sí, ella siempre está ahí, como una fiel amiga, una amiga que está para enseñarme, enseñarme a ser generosa, a compartirla con los demás a pesar de que me cueste mucho dejarla ir. Me enseñó pero sobre todo me ayudó a hacerme amigos y, lo más importante, a aceptarlos tal cual son y a quererla a ella tal como es. En fin, gracias a ella hoy soy lo que soy.

Sin embargo, no solo es una amiga por todo lo que me enseñó y ayudó, sino por todo lo que me bancó, porque –pobre-, más de una vez le ha tocado soportar un que otro insulto o cachetada de parte mía, pero ella tranquila como si nada, dejaba que me descargue, cuando ni siquiera tenía la culpa.
Muchas veces llegué a pensar que la perdía, que ella no soportaba más y me dejaba, y ahí reaccionaba y me daba cuenta de lo, que hacía. ¡Arrepentida me enojaba conmigo misma, pensando que no volvería a verla!. Sin embargo, una vez más ella volvía, para demostrarme que a pesar de todos los tropiezos que tenemos en la vida no hay que rendirse, si no que hay que levantarse y luchar el doble que antes, para lograr lo que uno quiere.

Todo esto hace que la valore aún más, pero si tengo que valorarla por algo, es porque nunca me abandonó, siempre me siguió a todos lados, a cada uno de los lugares, donde yo necesité de ella, de su
compañía y sobre todo de una amiga. Por todo esto y mucho más, le voy a estar eternamente agradecida.
Solo espero que a lo largo del tiempo ella siga ahí dispuesta a todo, en el mismo lugar de siempre, junto a todas, en el canasto de las pelotas.

Construí...


Por Pedro Ballvé,

“Había dos obreros haciendo un pozo. Un hombre va y les pregunta: ¿Qué hacen? El primero contesta que está haciendo un pozo, el segundo que construye una catedral.” Wow, como cambian las cosas según las perspectivas desde que las miramos, ¿no? Por un lado, tenemos al obrero que contesta que esta haciendo un pozo. Este obrero no ve el sentido de la acción que esta realizando, no le ve futuro, el solo esta pensando en que esta haciendo un pozo. No sabe para que va a servir, ni cuanto va a importar el pozo que esta haciendo. No sabe cuanto va a influir en la construcción de la catedral ese pozo.
Nosotros, a veces estamos construyendo un pozo y nos preocupamos. Es un pozo, un agujero en el terreno de nuestra vida, un problema, algo que nos entristece. ¿Para que sirve un pozo? Y, sin ese pozo no podemos construir la catedral. No podemos construir nuestra vida. No podemos definir quienes somos. Está solo en nosotros el aprender a construir nuestra vida con las dificultades que el terreno nos represente. Con los pozos, que nosotros como obreros de nuestra vida hacemos vamos a aprender. Por que esos pozos se van a quedar, está en nosotros ver la forma de taparlos, de aprovecharlos, de verle la salida positiva al problema.
Los problemas son simplemente una nueva oportunidad de aprendizaje para la vida. Nuestros errores, los errores de los demás. Son todas cosas de las que podemos servirnos para aprender, y evitar eso. Para explotarlo, y descubrir todas las cosas fascinantes que la construcción de ese pozo logró. No hay nadie que nos va a decir todas las cosas positivas que pueden resultar de un pozo, está nada más que en nosotros saber descubrirlo y tener la fuerza para explotarlo. No siempre es fácil, pero no por eso no es posible.
Es por eso que te invito a reflexionar, a que realmente pienses cuales son los pozos que hay en tu vida, cual es el aspecto positivo de ello. Y no vale decir que no hay aspectos positivos de ello, pensa en todos los casos que hay por todo el mundo de personas que sufrieron mucho, y hoy son ellas mismas las que luchan con una fuerza inimaginable. El dolor es fuerza, si nosotros sabemos como convertirlo.

Hay que mirar mas allá de cómo nos afectan las cosas. Todo tiene su lado positivo, y ese dolor convertido en fuerza nos puede llevar a hacer cosas espectaculares. Esta en nosotros quedarnos con ese pozo lleno de barro, feo, que tanto nos asusta, o saber como aplicar la ingeniería de la vida y terminar realizando un imponente edificio que nos represente.

Hay que saber ser el obrero que ve en el pozo la construcción de la catedral, que sabe que su trabajo no se queda simplemente en el pozo. Sabe que el pozo no es el final de su vida, es solo el inicio a nuevas posibilidades que pueden llegar a facilitar la construcción de la vida.


Invito a todo al que lea esto a buscar construir catedrales, y no pozos.





Agresión Invisible II

Por Federico López, 18

Las publicidades intentan venderte algo sin que te des cuenta, lo tratan de hacer “ameno”. Ahora, ¿esto quiere decir que si sos narigón vas a ir corriendo a comprarte un Fiat Punto, con la esperanza de que la -gran- protuberancia pase desapercibida? O significa que si sos colorado invernás en tu casa, cansado de que te confundan con Gerardo, o harto que te pregunten “¿vos también decís la pucha?”
Hay una delgada línea entre la burla y reírse con la otra persona. Igualmente, me parece que si uno se lo toma con humor, puede sacar cierta ventaja. A los narigones como uno, hasta nos brinda un mayor repertorio de argumentos a la hora de encarar una chica.
Pero por otro lado, es cierto que muchas publicidades hacen hincapié en la diferencia, sobretodo estética, y se ríen de todo lo que rompe con el orden “común”.
No me parece mal que se trate de utilizar el humor como estrategia, se hacen miles de publicidades, y siempre hay un grano que sale y molesta. A ese grano hay que censurarlo mediante el INADI (Instituto Nacional Contra La Discriminación la Xenofobia y El Racismo). Pero no me parece que la agresión publicitaria sea una tendencia actual.

Agresión invisible

Por Miguel Stellatelli, 19

"Ya está fabricado el nuevo producto, ¿cómo lo venderemos?". Es ahí cuando el gerente de marketing decide recurrir al medio de ventas más usado y con mayor eficacia: la publicidad.
¿Qué es la publicidad? La Real Academia Española la define como la divulgación de noticias o anuncios de carácter comercial para atraer a posibles compradores, espectadores, usuarios etc. Ahora, ¿se justifica que por el hecho de atraer al espectador algunas publicidades agredan subliminalmente a ese espectador/consumidor?
Últimamente, estuvieron apareciendo comerciales de productos que contienen un inusual método de atracción: la reducción de la dignidad del ser humano. Un ejemplo de esto es una publicidad de un automóvil en el cual la gente se siente diferente por el simple hecho de tenerlo, ya que el texto del anuncio dice: "Un auto diferente te hace sentir diferente". Trata de un hombre con una gran nariz, que sólo por subirse al automóvil mencionado siente que su nariz es más chica. ¿Quiere decir que por el hecho de ser narigones, y tener dicho auto, deberíamos sentirnos con narices normales? ¿Qué pasará cuando no tengamos más el auto? ¿Seguiremos sintiendo que tenemos narices normales o nos sentiremos otra vez diferentes como dice el texto? En todo caso, ¿es malo tener una nariz grande? Porque en el fondo, eso está diciendo la publicidad con sus implícitos. ¿Hace falta rebajar nuestra dignidad sólo por el hecho de vender un automóvil? No es el único ejemplo de esta manipulación, pero es uno de los más claros.
Tampoco tiremos toda la publicidad a la basura, de hecho hay comerciales muy lindos y con valores positivos. Es cuestión de buscarlos… porque están.

Inflación Cerebral


Por Diego González Prieto, 19

Algo parece estar creciendo de entre las cenizas del infame INDEC. Es grande, mide como un 30%, y nos está inflando la cabeza a todos.
Sí, seguramente cuando se mencionó al INDEC ya quedaba muy claro que estábamos hablando de la inflación. Y lo queramos o no, hoy los jóvenes la sufrimos como todo el mundo. Miles de ejemplos pueden ilustrar esta inevitable verdad, desde el aumento del transporte público (que exige monedas infinitas, pero las retiene), hasta el chicle sabor banana que nadie compra, pero que igual pasó de valer diez a por lo menos veinticinco centavos.
Puedo pecar de exagerado, pero a mí, la inflación me está complicando la vida. Si trabajo o recibo una mensualidad de mis papás, es muy probable que con el tiempo no me alcance para nada. Esto se ve en el valor real del dinero, es decir lo que te habilita a comprar en la realidad, que va bajando a medida que los precios crecen. La otra cara es el valor nominal, que es la cantidad (por ejemplo 1.500 pesos) pero no siempre se corresponde con lo que se puede comprar (que si seguimos así van a ser un paraguas o dos corbatas).
Tampoco es cuestión de huir despavoridos. No, todavía hay esperanza para nuestra economía, solo alcanza con imaginar lo que fue la hiperinflación (si tiene hiper, es porque fue grande en serio), en la época en que se pagaba con millones (de australes) como si fuesen un vuelto.
Por el contrario, lo que hay que tener es conciencia (que nunca viene mal) de lo que está pasando económicamente en nuestro país, especialmente ahora que los diarios nos dicen que se cae el mundo (léase crisis de las hipotecas de Estados Unidos).
Por lo pronto, lo que podemos hacer es tener en cuenta nuestras economías familiares (aunque implique sacrificar uno de los treinta chicles de banana que consumimos por semana), y aprender a valorar nuestros pesos como se lo merecen, teniendo en cuenta que cada vez necesitamos unos centavitos más para tomarnos el tren, colectivo, helado de dulce de leche granizado que tanto nos gusta.
Y no se preocupen por la inflación cerebral, mientras que se lo tomen con calma, dicen que no es peligroso.

ALTA REVISTA 15