viernes, 31 de octubre de 2008

Carta a mí mismo

Por Jason Mayne, 20

Querido Súper Yo:


Te escribo en medio de una gran incertidumbre, no solo mía, creo que social también. La última vez te conté que estaba escribiendo en una revista… bueno, ahora elegí tratar el tema del observatorio de medios, pero realmente no logro comprender muchos de los factores en cuestión, y meditando acerca del asunto me encontré con muchas más dudas de las que esperaba.
No sé si sabías que el observatorio nació en el año 2006 con un convenio entre el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer), el Instituto contra la Discriminación y la Xenofobia (Inadi) y el Consejo de la Mujer. Si leíste los diarios te habrás enterado de que nuestra presidenta decidió incluir a la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UBA a este organismo. Lo que no logro entender es la reacción totalmente efusiva de los medios criticando una organización que no ha realizado grandes juicios/cambios / propuestas/ informes…

Ya sé que la prensa es el cuarto poder, pero ¿vos pensás que son los únicos libres de observar, eximiéndose de ser observados? ¿Por qué un control tiene que ser si o si negativo? ¿No puede ayudar a mejorar los contenidos? ¿Por qué la presidenta Kirchner responde cada crítica como si fuera personal? ¿Por qué no se le pueden hacer preguntas en la conferencia de prensa? ¿Por qué Aníbal Fernández está como directivo de la empresa Papel Prensa S. A. que provee el papel a los periódicos argentinos? Teniendo en cuenta las decisiones tomadas por Perón en 1950 restringiendo la importación de papel y de esta forma censurando, ¿vos decís que el gobierno especula con la lectura que le pueden dar los medios a esa decisión? Mirá, todo es tan complicado y hay tantos intereses que no sé si me vas a poder ayudar.

Ahora, ¿en serio se te cruza por la cabeza pensar que una persona puede amenazarte por decir algo en contra de ella? ¿La especulación, el miedo, los mitos acerca de los violentos métodos utilizados por algunas personas con bajo perfil del gobierno para lograr sus cometidos, decís que terminan generando auto-censura en los periodistas? ¿Por qué todo parece ser una batalla? ¿Por qué no puede haber término medio? Si todos sabemos que la mejor solución es el equilibrio.

Tenía entendido que, para que haya democracia plena, una de las condiciones fundamentales es la existencia de una oposición pacifica y de libre pensamiento. ¿Es imposible construir un proyecto todos juntos, en vez de destruirnos entre nosotros? ¿Por qué se interpreta la oposición como el enemigo?

Creo que la ilusión alegada a mi corta edad está tratando de evitar la realidad, pero no quiero creer eso, prefiero seguir pensando que son inventos míos. Por momentos tengo una gran impotencia como joven argentino, preocupado por un futuro inmediato no muy alentador, pero no lo quiero creer. No. Desde chico me enseñaron que si se quiere se puede, pero esta vez los 37 millones tenemos que querer.

Espero no haberte agobiado con mis preguntas, solamente deseo en algún momento –cuando esté preparado- poder llegar a comprender todas estas cuestiones.

Desde ya muchas gracias por escucharme.
Saludos,

Yo

viernes, 17 de octubre de 2008

¿Qué nos pasa con la política?

Vivimos en un país democrático. Sin embargo, el descontento pronto se generaliza y se hace notar. Nuestro interés por participar políticamente cae de forma drástica.
Por Maru Carrera, 17

Cuando la Organización de las Naciones Unidas habla de los jóvenes, se dirige a aquellas personas entre 15 y 24 años. Hoy se habla de la juventud relacionándonos con la apatía, el individualismo, el desinterés o el desencanto político. Y la realidad va dando cuenta de nuestro paulatino alejamiento de la actividad política tradicional.

En nuestro país, la juventud se encuentra en un fuerte momento de desafección política. “Si uno se topara en la calle con 10 argentinos “promedio” de entre 15 y 24 años – comenta Eduardo Paladín del diario Clarín–, se encontraría con el siguiente panorama: tres serían pobres y a uno directamente no le alcanzaría para comer. Otros tres pertenecerían a la clase media, pero estarían “en riesgo”. De ese misma decena, dos estarían desocupados y uno subocupado; y de los siete empleados, cuatro cobrarían en negro, por lo que les sería imposible jubilarse en el futuro. Esta breve radiografía socioeconómica, basada en estadísticas de la consultora Equis, quizás ayuda a entender los resultados de una encuesta hecha entre jóvenes que debutarán en la presidencial: sólo la mitad iría a votar si no fuera obligatorio y apenas el 4,4% sabe qué se elige y cuándo.”

Un gran bloque de jóvenes se ha resignado a cualquier tipo de información relacionada con la política nacional. Y aunque realmente se encuentren preocupados por la situación social que todos los ciudadanos atraviesan, se reconocen faltos de las herramientas o los medios necesarios como para realizar un cambio.

Es realmente penoso recordar con melancolía los tiempos en que los jóvenes, aficionados y apasionados por la política, se unían al grupo con el que más afinidad encontraban. Proyectaban, planeaban y defendían sus creencias y valores.

Esperemos que la situación se revierta, que seamos más los jóvenes interesados por lo público y sus gobernantes que, mal que nos pese, son los están al mando del país que hoy nos toca vivir. Pongámosle el pecho a la situación y estemos orgullosos del lugar que hoy ocupamos. Y que el hecho de que “el futuro esté en nuestras manos” sea algo bueno para la nación, y una buena lección de participación activa y pacífica para las próximas generaciones.

Opinión pesada: Antonio Cafiero

La participación política actual de los jóvenes es muy escasa; la juventud perdió interés por la política y esto es muy malo, pero hay que reconocer que no es sólo un problema de “los jóvenes” sino que toda la sociedad está bastante alejada de la participación política. Los jóvenes están inmersos en un contexto social más amplio que no considera que la política le pueda cambiar la vida a la gente. Sin embargo, a veces, conflictos sociales como el del campo contra la política del gobierno de cobrarle más impuestos, hizo que salieran a manifestar a la calle. Esto es participación directa, pero todavía no sabemos si a partir de este nuevo escenario, se involucrarán en el ejercicio partidario de la política.

¿Por qué salimos tan tarde?

Por Juan Sabogal, 18

"Let's groove tonight, share the spice of life."
Earth, Wind and Fire


Acá va una para Sherlock… ¿Alguien se da cuenta lo poco razonable que es salir desde y hasta tan tarde? La poca rentabilidad, un déficit calcinante. Nuestros cuerpos quedan congelados como piltrafas colgadas en el frigorífico (vale decir, la bufand-ita sin tapar el cuello influye también en esto último). En fin, ¿por qué salimos tan tarde? Dalí nos observaría como un extraño devenir surrealista: sin sentido. Ni en las épocas disco, en la que abundaban la bailanta, los “oxford” y la mentalidad progre, se llegaba a casa a las 5, 6, 7 am. Veamos otro punto de vista: de lunes a viernes, nos despertamos a las ocho de la mañana para dormirnos a medianoche; el fin de semana invertimos todo el reloj interno. Estamos cansados para el boliche el viernes, y durante la semana estamos deshuesados sobre el aula. ¿Por qué tanto anacronismo? Sin embargo, encontramos la solución: siest-ita antes de descorchar la noche, siest-ita al volver del colegio para después mofarnos del youtube entero. No estoy pidiendo que intentemos plagiar a la Asociación de Té de las 5 pm Inglesa (EFTA, por sus siglas en inglés). Cada vez salimos más tarde del prebo y los boliches, en vez de rompernos la cabeza (lo hacen con la plata que gastamos) y decirnos: “Flaco, son las 3.30 andáte a pescar mojarritas”, nos dicen pasá, “2x1”, espuma, dulce de leche, etc. A la par de este fenómeno de salir a cualquier hora viene el zapping de bares; nadie se puede quedar sentado o bailante-ando en un lugar mucho tiempo. “La noche está en pañales”, y uno sigue buscando ese milagro, ese “bien ahí loca/o” de tus amigos. Uno piensa que a las 5.30 va a caer Johnny Depp o Marilyn Monroe diciéndonos: “Ey, dónde estabas man/woman”. Nuestra vida de fin de semana siempre rompe con la pesadumbre rutinaria; a veces exigimos o esperamos mucho de este “fin-de terapéutico”. Habría que buscar un equilibrio entre nuestro estudio y el tiempo libre. Quedate una noche en casa, alquila una película, ahorrá, ¡mañana la rompés!
Si olvidás la siest-ita, comés un poco antes, el día siguiente lo vivís (entender) un toque más. Basta de fotosíntesis y pasteurización en la cama.

Crecer con el otro

Por Valentín Gaviña y Mariano Bignon


Con compañeros del colegio visitamos una escuelita de Callejón Bajada, Santiago del Estero. Partimos con ropa, alimentos, remedios y un largo etcétera de materiales para donar. Apenas llegaron nos hicieron saber la importancia que tenía para ellos lo que –hasta entonces– para nosotros era “un viaje más”. Luego comenzamos a trabajar muy duro.

En esos 4 días conocimos rincón por rincón la estructura de la escuela e inmediatamente nos preguntamos cómo hacían para vivir con tan poco y con tanta alegría. Revocamos y pintamos paredes y techos, arreglamos los baños y agrandamos el patio, entre otros trabajos.

Las personas que conocimos nos dejaron un ejemplo de que no hace falta tener recursos económicos para tener valores. Impresionaba la prolijidad, el orden y el respeto con que presenciaban los actos patrios. La forma en que le agradecían a Dios lo que habían recibido sin importar cuánto fuera. La manera agradable y la educación con la que te hablaban. La actitud de trabajar sin importar las limitaciones que tenían. En fin, todos quedamos muy agradecidos a nuestros padres y al colegio, por un viaje que no sólo significó pasar un buen rato entre nosotros y dar una mano en cosas materiales, sino también una gran experiencia que nos hizo crecer como personas.

Abrazo de fuego

Por Santiago Bibiloni, 18

“Vos sos mi hermano”, me dijo Lea antes de darme un fuerte abrazo. Tras un mate y un pan casero se encontraban ellos, los chaqueños. Cuánto amor había en esas manos, ásperas de tanto trabajar, pero qué secas estaban sus gargantas. Intenté ir a entregarme y devolver todo lo que se me había dado a lo largo de mi vida. Fue un fracaso. Sus sonrisas me llenaron de felicidad. Volví enloquecido por sus abrazos, asombrado por sus vivencias y admirado por su sencillez. Lo que fui a dar, lo recibí en abundancia. ¿A vos te parece? Y después se dice que la Argentina está escasa de profesores. Qué grandezas esconde el ser humano y qué escondidos parecen estar sus portadores. Yo fui sorprendido una vez más.

Fue una experiencia de las que enriquecen el alma, de las que permiten seguir creciendo. “Que bueno que se hayan acordado de nosotros”, exclamó Suso, una de las tan olvidadas amigas. ¿Si todos esperamos a que ayude el otro, quién ayudará?
Ellos te esperan. Todos somos necesitados.

Vocación

Una cuestión de no apurarse
Por Miguel Stellatelli, 19



Cada vez se acerca más…ya está encima el último año de colegio y entonces surgen inquietudes varias y naturales: el viaje y la fiesta, por la felicidad de egresar; y el buzo, por el hecho de distinguirnos como una promoción más. Pero cuando nos preguntamos sobre la carrera, ¿somos conscientes de que estamos eligiendo una profesión para toda la vida?
Por experiencia propia, me di cuenta de que no hay que tomar la decisión como algo pasajero, hay que estar seguro de que lo que elijamos sea algo que nos llene. Esta decisión es nada menos que la elección de nuestro futuro, nuestros próximos años van a regocijarse en eso que elijamos. Es nada menos que la decisión de lo que estaremos haciendo el resto de nuestra vida.
Sé que suena duro, pero en realidad es cuestión de encontrar algo que disfrutemos y si se tiene que perder un tiempo para descubrir eso que nos guste, lo haremos, no pasa nada. Podemos equivocarnos y volver a empezar. Ahora, ¿es realmente una pérdida de tiempo?
No hay que confiar en nosotros solos, sino que hay una parte de la decisión que corresponde a la ayuda del prójimo. Y no nos olvidemos de la ayuda más grande en el mundo: Dios. Pero la decisión es siempre de uno.
La vocación no es tema para bajonearse, al contrario, es un tema para alegrarse eligiendo lo que estaremos haciendo los próximos días de nuestra vida. No es una cuestión de alarmarse, no es cuestión de bloquearse, es cuestión de no apurarse.

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