miércoles, 12 de mayo de 2010

Vivir diferentes culturas

Sera por diferentes razones, pero lo cierto es que a la mayor parte de la poblacion mundial le gusta viajar y conocer diferentes paises, sus culturas y su historia.

Distinto es cuando transfieren a nuestros viejos en el laburo y cuando la situacion economica o laboral son consecuencia de un cambio en nuestras vidas. Dejar a nuestros amigos, postergar sueños y la inevitable melancolia por todo lo vivido. Incertidumbre, ansiedad; muchos son los sentimientos y pocas las respuestas de lo que vendra. Algunos se ilusionan y a otros los invade la negatividad, pero lo que nos enseño Nicolas con su experiencia de vida demuestra que los resultados dependen de la actitud que nos caractertiza para adaptarnos y levantarnos ante algo que no nos gusta en este camino.

Vos, ¿Que harias o intentarias hacer ante semejante noticia?
¿Que sentirias?
¿Como manejarias la situacion ante tu nueva vida?

De nada sirve al hombre lamentarse de los tiempos en que vive. Lo único bueno que puede hacer es intentar mejorarlos.
Enviar frase
Thomas Carlyle (1795-1881) Historiador, pensador y ensayista inglés.


Experiencia de vida (por Nicolas Mariscotti, 17):

Para empezar, me gustaría aclarar que sí, yo nací acá, en Argentina. Les digo esto porque voy a contarles mi experiencia de vida, la cual se basa en viajes alrededor de distintos países. Todos estos fueron producto del laburo de mi viejo, y hoy en día no hago más que agradecerle.


Yo siempre odié viajar, empacar todo en cajas, los camiones de la mudanza, que se pierden cosas, etc. Realmente nunca me gustó, pero no me quedaba otra. Ya a los 2 meses de vida, mi familia (papá, mamá y mi hermano mayor en ese entonces) y yo partimos para Europa, más precisamente Hull, Inglaterra. Obviamente no me acuerdo absolutamente nada de ese viaje, pero me la paso viendo los videos y fotos que quedaron. Vivimos cerca de un año y medio en Hull. Más adelante, cuando yo tenía tres años nos fuimos a Santo Domingo, República Dominicana. Estuvimos ahí unos 5 meses, y lo único que recuerdo es de nuestra mascota Lizzie, una lagartija.



De vuelta en Argentina. 2 años acá, yendo al colegio San Juan el Precursor, todo un récord para mí. Pero digo sólo dos años porque después de ese tiempo nos fuimos a Caracas, Venezuela (ya con una nueva cría en la familia, mi hermano menor). De esa experiencia sí me acuerdo casi todo, INCREÍBLE. Me acuerdo que no me quería ir yo de acá, de Argentina, a mi viejo lo quería matar. Estaba haciendo amiguitos, mis primeros amigos, y él ya me los quería sacar. Obviamente no me quedaba otra, me tuve que ir. Casa nueva, otra vez. Colegio nuevo, otra vez. Gente nueva, otra vez. Empezar de cero, no sabés como hacer. Yo se que deben estar pensando que soy un exagerado porque yo era chico todavía, claro, tenía 5 años. Pero no se imaginan, no lo soportaba. Creo que la parte del colegio era la peor. Mi viejo me llevaba en el auto, y me dejaba ahí, en la entrada del colegio. Yo obviamente no quería saber nada. Las patadas que le habré pegado. Los gritos de mina que pegaba. O sea, NO. Yo no quería. Me sentía solo. Inclusive, en ese caso sentía que yo a mi viejo no le importaba, que no le importaba lo mal que yo estaba, lo triste que estaba. Yo quería volver a mi país. Sentía que no me querían como lo hacían en Argentina. Claro está que después de una hora en el colegio la pasaba bomba, con mis nuevos amigos. Es más, me hice muy amigo de otro argentino que había ahí, y encima vivía en el mismo edificio que yo, y hoy en día lo sigo viendo. Pero de las cosas más importantes que me pasaron en Venezuela, fue el nacimiento de la única mujer, la princesita de la casa, una nueva hermanita. Bueno, tres años habían pasado. Había hecho amigos, una hermanita, me sentía muy cómodo ahí, mi departamento me encantaba, y ¿qué pasó? Nos tuvimos que volver a Argentina. Por un lado era una buena noticia, volver con mi familia, a mi casa. Pero era otra vez lo mismo. Dejar a mis amigos, dejar el departamento, el club, volver a empacar todo en cajas, los camiones de mudanza, el avión. Después de todo, no era tan malo conocer otros países. Me di cuenta de lo copadas que son otras culturas, lo increíble que puede ser la gente y lo bien que hace para la familia, los seis juntos, los únicos integrantes de todo el árbol genealógico que estaban viviendo ahí éramos nosotros. Y les puedo asegurar que nos unió de una manera impresionante. Lo que más rescato de la experiencia de este fenomenal país es lo increíble que es la gente. Todos quieren ser amigos, y eso me ayudó muchísimo a integrarme rápido. El colegio (Escuela Campo Alegre), espectacular. Todas las materias en inglés, excepto español, por supuesto, que teníamos 2 horas a la semana. Los sentimientos que se viven son indescriptibles. Aunque no lo haya demostrado, era muy difícil no estar feliz ahí. Siempre buena onda y excelente voluntad de todos. La verdad es que agradezco muchísimo el haber tenido esa oportunidad.



Otra vez acá. Ahora con casa nueva, recién construida. Colegio nuevo, el Holy Cross. Amigos nuevos, intentado armar un buen grupo de amigos, amigos posta. Lo que me costó entrar al Holy. Entré en tercer grado. Creo que fue peor que en Venezuela. Es más, el primer día ni siquiera entré a la clase. Y los pibes, unos genios, salieron y me acompañaron. Me contaban chistes, y yo solo decía que no eran graciosos, lloraba, quería volver con mi vieja, y mi viejo que a pesar de todo, posta lo quería muchísimo. De a poco lo fui logrando, me fui soltando. Tomé confianza, hice amigos. La casa nueva era espectacular. Estaba FELIZ… Y de nuevo. Otra vez con lo mismo. En ese entonces yo tenía nueve años, mucho más consciente de lo que pasaba. Mi viejo nos agarró a todos, nos sentó en la mesa y nos anunció una “buena noticia”. Nos íbamos a Bogotá, Colombia. Yo, posta me puse re contento, que buenas vacaciones che, en Colombia, ¡que loco! No. Otra vez a vivir, un mínimo de dos años. La tristeza que me agarró, la largué por completo, y amenazaba a mi viejo de que yo me iba a vivir con mis abuelos si ellos se iban. Terminé en Colombia, por supuesto. ¿Había alguna duda? Creo que no.



Colombia, Bogotá. Debe ser la mejor experiencia que viví. Y no miento. Cuando llegamos me sentía absolutamente SOLO. Pero no había cadena más fuerte que la de mi familia. Estábamos muy unidos, después de la experiencia de Venezuela sabíamos que teníamos que estar juntos desde el principio. Bueno, colegio nuevo (Colegio Gran Bretaña). Esa vez, ese día, el primer día, le prometí a mi vieja que iba a hacer un esfuerzo enorme por no llorar y hacer amigos rápido. Lo logré. Mi primer día de clases fue lo más. Estaba triste, y sentía esa pelota en la garganta que se mete cuando tenés ganas de llorar, pero lo controlé. Enseguida me llevaba bien con todos, y me ayudó mucho el acento argentino, porque era algo que ellos nunca habían escuchado, y les encantaba. Fue un buen comienzo, mi sentimiento de soledad desaparecía. Con mi hermano más grande entramos en el equipo de fútbol del club, y jugábamos contra otros clubes. Eso me ayudó muchísimo a encontrar amigos y gente con quien compartir y disfrutar. Yo estaba feliz. Pero al mismo tiempo sabía que todos los amigos que estaba haciendo no los iba a ver más dentro de un par de años, y eso quizá me tiraba para abajo. Yo sabía, por experiencia que en unos años nos íbamos a volver, y todos los amigos, el colegio, el departamento y el club los íbamos a tener que dejar. Eso me ponía muy mal. Igual, gracias a que fuimos a Colombia, visité Costa Rica y Disney. Lo más. Bueno, de vuelta en Bogotá. Lamentablemente, hubo una nueva mudanza. Del departamento en el que estábamos a un departamento vecino. Igualmente esto generó nuevas cajas y camiones. Para que se den una idea, cuando yo tenía catorce años, ya había vivido en doce casas distintas, había estado en siete colegios y había conocido siete países distintos. Esta experiencia en Bogotá fue una cosa de locos. Creo que lo que más rescato de esta es la unión que generó en los seis. Mucho más que en Caracas. Esta vez fue muy distinta. La vivimos de una forma espectacular. La verdad no sé como describirlo, solo les puedo decir que fue único.



Tuvimos que dejar todo en Bogotá, pero para volver, y esta vez sí, definitivamente a mi país natal. Esta vuelta fue hace unos cinco años, récord absoluto. Nunca estuve tanto tiempo en un país. Pero lo repito, agradezco muchísimo el haber tenido todas esas oportunidades, todas esas distintas formas de vida. Hace cinco años que estoy acá, en Argentina. Ahora sí que puedo decir que tengo un grupo de amigos increíbles, un hogar dulce hogar. Sigo en el Holy, y espero egresarme acá. Todo lo que quiero decir para terminar es que esta experiencia de vida,las doce casas donde viví, los siete colegios donde estuve, y los siete países que conocí, no me los voy a olvidar jamás, y lo tengo que decir. Espero seguir viajando más adelante, porque no hay cosa más linda que conocer, conocer lugares nuevos, gente nueva, culturas nuevas.

1 comentario:

Unknown dijo...

Por tu edad, estando en el colegio, no sos tan grande y escribiste de una manera espectacular. Trata de seguir escribiendo ya q lo haces muy bien!Lindisima la nota y la tasmision de tus sentimientos.