viernes, 17 de octubre de 2008

¿Qué nos pasa con la política?

Vivimos en un país democrático. Sin embargo, el descontento pronto se generaliza y se hace notar. Nuestro interés por participar políticamente cae de forma drástica.
Por Maru Carrera, 17

Cuando la Organización de las Naciones Unidas habla de los jóvenes, se dirige a aquellas personas entre 15 y 24 años. Hoy se habla de la juventud relacionándonos con la apatía, el individualismo, el desinterés o el desencanto político. Y la realidad va dando cuenta de nuestro paulatino alejamiento de la actividad política tradicional.

En nuestro país, la juventud se encuentra en un fuerte momento de desafección política. “Si uno se topara en la calle con 10 argentinos “promedio” de entre 15 y 24 años – comenta Eduardo Paladín del diario Clarín–, se encontraría con el siguiente panorama: tres serían pobres y a uno directamente no le alcanzaría para comer. Otros tres pertenecerían a la clase media, pero estarían “en riesgo”. De ese misma decena, dos estarían desocupados y uno subocupado; y de los siete empleados, cuatro cobrarían en negro, por lo que les sería imposible jubilarse en el futuro. Esta breve radiografía socioeconómica, basada en estadísticas de la consultora Equis, quizás ayuda a entender los resultados de una encuesta hecha entre jóvenes que debutarán en la presidencial: sólo la mitad iría a votar si no fuera obligatorio y apenas el 4,4% sabe qué se elige y cuándo.”

Un gran bloque de jóvenes se ha resignado a cualquier tipo de información relacionada con la política nacional. Y aunque realmente se encuentren preocupados por la situación social que todos los ciudadanos atraviesan, se reconocen faltos de las herramientas o los medios necesarios como para realizar un cambio.

Es realmente penoso recordar con melancolía los tiempos en que los jóvenes, aficionados y apasionados por la política, se unían al grupo con el que más afinidad encontraban. Proyectaban, planeaban y defendían sus creencias y valores.

Esperemos que la situación se revierta, que seamos más los jóvenes interesados por lo público y sus gobernantes que, mal que nos pese, son los están al mando del país que hoy nos toca vivir. Pongámosle el pecho a la situación y estemos orgullosos del lugar que hoy ocupamos. Y que el hecho de que “el futuro esté en nuestras manos” sea algo bueno para la nación, y una buena lección de participación activa y pacífica para las próximas generaciones.

Opinión pesada: Antonio Cafiero

La participación política actual de los jóvenes es muy escasa; la juventud perdió interés por la política y esto es muy malo, pero hay que reconocer que no es sólo un problema de “los jóvenes” sino que toda la sociedad está bastante alejada de la participación política. Los jóvenes están inmersos en un contexto social más amplio que no considera que la política le pueda cambiar la vida a la gente. Sin embargo, a veces, conflictos sociales como el del campo contra la política del gobierno de cobrarle más impuestos, hizo que salieran a manifestar a la calle. Esto es participación directa, pero todavía no sabemos si a partir de este nuevo escenario, se involucrarán en el ejercicio partidario de la política.

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