viernes, 17 de octubre de 2008

Crecer con el otro

Por Valentín Gaviña y Mariano Bignon


Con compañeros del colegio visitamos una escuelita de Callejón Bajada, Santiago del Estero. Partimos con ropa, alimentos, remedios y un largo etcétera de materiales para donar. Apenas llegaron nos hicieron saber la importancia que tenía para ellos lo que –hasta entonces– para nosotros era “un viaje más”. Luego comenzamos a trabajar muy duro.

En esos 4 días conocimos rincón por rincón la estructura de la escuela e inmediatamente nos preguntamos cómo hacían para vivir con tan poco y con tanta alegría. Revocamos y pintamos paredes y techos, arreglamos los baños y agrandamos el patio, entre otros trabajos.

Las personas que conocimos nos dejaron un ejemplo de que no hace falta tener recursos económicos para tener valores. Impresionaba la prolijidad, el orden y el respeto con que presenciaban los actos patrios. La forma en que le agradecían a Dios lo que habían recibido sin importar cuánto fuera. La manera agradable y la educación con la que te hablaban. La actitud de trabajar sin importar las limitaciones que tenían. En fin, todos quedamos muy agradecidos a nuestros padres y al colegio, por un viaje que no sólo significó pasar un buen rato entre nosotros y dar una mano en cosas materiales, sino también una gran experiencia que nos hizo crecer como personas.

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