viernes, 17 de octubre de 2008

¿Por qué salimos tan tarde?

Por Juan Sabogal, 18

"Let's groove tonight, share the spice of life."
Earth, Wind and Fire


Acá va una para Sherlock… ¿Alguien se da cuenta lo poco razonable que es salir desde y hasta tan tarde? La poca rentabilidad, un déficit calcinante. Nuestros cuerpos quedan congelados como piltrafas colgadas en el frigorífico (vale decir, la bufand-ita sin tapar el cuello influye también en esto último). En fin, ¿por qué salimos tan tarde? Dalí nos observaría como un extraño devenir surrealista: sin sentido. Ni en las épocas disco, en la que abundaban la bailanta, los “oxford” y la mentalidad progre, se llegaba a casa a las 5, 6, 7 am. Veamos otro punto de vista: de lunes a viernes, nos despertamos a las ocho de la mañana para dormirnos a medianoche; el fin de semana invertimos todo el reloj interno. Estamos cansados para el boliche el viernes, y durante la semana estamos deshuesados sobre el aula. ¿Por qué tanto anacronismo? Sin embargo, encontramos la solución: siest-ita antes de descorchar la noche, siest-ita al volver del colegio para después mofarnos del youtube entero. No estoy pidiendo que intentemos plagiar a la Asociación de Té de las 5 pm Inglesa (EFTA, por sus siglas en inglés). Cada vez salimos más tarde del prebo y los boliches, en vez de rompernos la cabeza (lo hacen con la plata que gastamos) y decirnos: “Flaco, son las 3.30 andáte a pescar mojarritas”, nos dicen pasá, “2x1”, espuma, dulce de leche, etc. A la par de este fenómeno de salir a cualquier hora viene el zapping de bares; nadie se puede quedar sentado o bailante-ando en un lugar mucho tiempo. “La noche está en pañales”, y uno sigue buscando ese milagro, ese “bien ahí loca/o” de tus amigos. Uno piensa que a las 5.30 va a caer Johnny Depp o Marilyn Monroe diciéndonos: “Ey, dónde estabas man/woman”. Nuestra vida de fin de semana siempre rompe con la pesadumbre rutinaria; a veces exigimos o esperamos mucho de este “fin-de terapéutico”. Habría que buscar un equilibrio entre nuestro estudio y el tiempo libre. Quedate una noche en casa, alquila una película, ahorrá, ¡mañana la rompés!
Si olvidás la siest-ita, comés un poco antes, el día siguiente lo vivís (entender) un toque más. Basta de fotosíntesis y pasteurización en la cama.

1 comentario:

MAJO dijo...

Juan...
me parece muy interesante lo que planteas.
Los felicito a todos por la revista!!!!
Saludos,
Majo.